Estudiar en Suiza

En el corazón de Europa se encuentra este país alpino que ha sabido proteger su entorno natural y esto lo conserva con ciudades llenas de tecnología y paisajes de ensueño, este país es famoso por sus relojes, hacer un chocolate delicioso y tener mucha nieve.

Actualmente se percibe como uno de los países más desarrollados del mundo por su política de neutralidad, alberga gran cantidad de visitantes provenientes de naciones de varios continentes, por lo que es considerado como uno de los países europeos con mayor diversidad cultural.

Lo mejor que tiene este país es su naturaleza, y esto es algo que podrás disfrutar durante todo el año: en el verano, el Lago de Ginebra atrae turistas de todas partes del mundo, que van allá para practicar deportes náuticos y hacer caminatas en las hermosas y florecientes praderas, mientras que, en invierno, los Alpes Suizos son el paraíso perfecto para los amantes del esquí.

Suiza es una buenísima opción para profesionales y estudiantes de todo el mundo que deseen avanzar en desarrollo académico, empresarial y profesional, además de tener la oportunidad de desarrollar una red de contactos por toda Europa. Realizar un programa en Suiza proporcionará no solo una enseñanza educativa de primer nivel, sino también una experiencia cultural en un país con preciosos paisajes y personas educadas y ambles.

Sí, no todo en Suiza va a ser comprar relojes o comer chocolate. A este pequeño país europeo también debes ir para disfrutar de sus lagos o simplemente maravillarte ante ellos. Tiene muchísimos y de muchos tamaños. Alguno, incluso, te permitirá llegar a otro país a través de sus aguas.

Las ciudades suizas como Zúrich, Basilea y Ginebra son potencias culturales contemporáneas, pero hay toneladas de pueblos y aldeas pintorescas que evocan el encanto de los cuentos de hadas. La ciudad amurallada de Stein Am Rhein, en el cantón de Schaffhausen, es un ejemplo perfecto. El centro peatonal está lleno de estructuras medievales perfectamente conservadas con fachadas bellamente pintadas, mejor vistas desde la cima de la colina del castillo de Hohenklingen, pasear tranquilamente por sus mercados con una increíble variedad de quesos, vinos, pan y ostras recién pescadas en donde podrás vivir la experiencia de cortar directamente del árbol la fruta de tu elección, conservando esa magia medieval que caracteriza a este país.